sábado, 28 de septiembre de 2024

Tiempos de estudiante......

 


            Tiempos de estudiantes del Grado Técnico Profesional, al alero de la inolvidable Universidad Técnica del Estado. Década de los 60 a 70 u 80.

            Los jóvenes de Enseñanza Media, postulábamos a las carrera de técnicos, en distintas especialidades como lo fueron las normas educativas  propias de la creación inicial de la  Escuela de Salitre y Minas en Antofagasta,  que reunió a ese potencial de jóvenes  que deseaban  en una carrera corta, pero no por ello menos exigente, conformar esos técnicos  de calidad y eficiencia que la industria salitrera y minería en general, necesitaba para las funciones  y labores relacionadas con la explotación minera en esos años.

            Fueron tiempos de libertad, de mucha efervescencia  ideológica, de debates universitarios, mezclados todos   en el mismo “Salón de Actos” (sea para la reunión o la “Fiesta”, ) con ideas manipulables o manejables, con diversidad de corrientes de opinión como en todo estamento universitario, donde cada cual podía coincidir o  no compartir  pero claramente “decidir” y pensar lo que quisiera con respeto a las opiniones divergentes,  sin dejar de lado los más importante del punto, nuestra propia educación y el deseo de terminar una carrera para ejercer funciones laborales en el corto tiempo, o bien continuar hacia esos otros desafíos de la casa Universitaria que en los primeros años dividía la educación en categorías: Los más jóvenes entrábamos a la Escuela de Oficios o en el recién creado Grado de Técnicos: los  recién egresados de Enseñanza Media   se formaban como “Técnicos” Universitarios y desde allí saltaban a esa otra escala de educativa de la Ingeniería.

            Sin embargo, las distintas modificaciones de los años hicieron nuestro grado de Oficios, como Grado Técnico Profesional y la Universidad transformó el Grado de Técnicos  en Ingeniería de Ejecución.

            Tales recuerdos  me permiten  situarme  en un tiempo, como el nuestro, en esa edad plena de la inocencia escolar, en un sistema educativo que nos  hacía responsables a cada cual y nos ponía sus propias metas de exigencia. El que las superaba “pasaba” al siguiente nivel, y el que no, se quedaba para una valiosa “segunda” oportunidad  en los exámenes de “Marzo”, y  si lograba esa nueva  etapa,  alcanzar el curso siguiente, o bien  debía repetir el curso o los “ramos” en niveles superiores, norma que  parecía bastante ecuánime y justa y que no ha cambiado en su esencia.

            Pero nuestra “vida” de estudiantes, no solo era abocada a los libros o “Guías técnicas a las clase de Dibujo o Inglés, al trabajo individual en los Talleres de Forja, Ajustaje, Carpintería,  Fundición,  Instalaciones Sanitarias, Hojalatería, Soldadura y/u oficios propios de las minería, sino que además,  nos formábamos como  futuros trabajadores educados y líderes,  a quienes se nos ofrecieron muchas oportunidades con las respectivas facilidades, para participar en todas las expresiones que en la Universidad a través de sus estamentos se nos ofrecía para participar activamente en las actividades artísticas y culturales, Coro, Teatro,  Conjunto Folklórico, Academias,  y cada cual buscaba sus mejores perspectivas u opciones, considerando también las acciones de tipo  deportivas, con grandes  equipos de fútbol, atletismo,  básquetbol,  vóleibol y esas olimpiadas eternas en que dejábamos “todo” en  la cancha para defender los colores de nuestras especialidades, incluso   como parte de los grandes equipos que representaron a la Universidad en los tradicionales eventos como el  “Campeonatos Universitario Militar”,  que convocaba a toda la ciudad a esas veladas deportivas  inolvidables y masivas en el  Estadio Sokol.

            En lo que respecta a lo artístico, surgen entonces los nombres de los que nunca podremos dejar de nombrar y que son los iconos  de nuestros tiempos:  Patricio Valenzuela, Ramón Lazo, el “flaco” Gaytán,   el imitador de Sandro, “Pipo” Guzmán,  el inolvidable “Wankara” con  el flaco Rubén Gómez, algunos incipientes grupos universitarios que nacían  en el entusiasmo de la interpretación de las canciones de la época, o bien nuestros profesores, como el caso de los hermanos Rivera que tenían un dúo fantástico de boleros, “Los pampinos”creo,  el naciente Conjunto “Caliche” en el sector Universitario y nosotros con nuestro “Larka Yaku” con la Señora Florinda Velásquez dirigiéndonos como profesora o a veces apoyados en giras extraordinarias que hacía al norte el Sr. Luis Arévalo, interesante cantautor de esos años, que llegaba con su guitarra muy bien forrada y nos enseñaba los bailes del “Cachimbo” y todas esas  canciones con las que formábamos nuestros cuadros costumbristas del norte, siempre con la grata compañía  y presencia  de nuestras damas “Carrunchitas” María Marín, Gloria Toledo, Emiliana Pacheco, Aida Pinto, Margarita Corrales, Sandra Gahona,  Vilma Vadillo, Isabel Pizarro, Clarita Toro y tantas lindas y entusiastas damas de ese entonces y entre los varones bailarines o cantores Carlitos Gutiérrez, Hugo Villalobos,   Leonardo Rivera, Nelson Ramos,  Luis Flores y su hermano Gabriel, mi amigo Osvaldo Rojas, Luis  Avendaño, (del acordeón), que nos daba tanto relleno al folklore del sur; Abdón Fernández, Luis Herrera, los hermanos Luvding y Hans; el amigo Carvajal, los “pampinos” de la oficina Victoria, y tantos otros que quizás injustamente no recuerde sus nombres en este instante pero si permanecen en mi mente y  mantengo vivo sus inolvidables rostros.…

            Eso era en lo que a folklore se refiere.

            Pero había un segmento de grandes y famosos músicos, esos que animaban las fiestas “mechonas”, que tenían sus “pitutos” todo el año en las festividades de los barrios populares de Antofagasta, me acuerdo de una tremenda fiesta animada por los “nuestros”, en la calle “Quechereguas”, con hermanos Flores, Luis y Gabriel, Ramón Lazo,  “flaco” Gaytán y  otros selectos  músicos,  que más bien  se dedicaban a la música como un hobby pero que lo hacían con una maestría que hoy resultarían  ser de una gran excelencia musical, además debemos considerar su juventud e inexperiencia, pero lo hacían como grandes consagrados a la música.

            Gabriel Flores, el hermano menor de Luis, que cantaba divino, vocalista  de renombre del grupo, acompañado con la destreza del bajo  en manos de su  afinado hermano Luis,  nos interpretaba las mejores canciones de esa época, junto al Pato Valenzuela,  y grandes intérpretes de instrumentos: batería, teclado, bajo, primera guitarra, y que estaban presentes en las fiestas “Mechonas” y en los actos más importantes de graduación,  clausuras, Coronación de Reinas  o bienvenidas.

            Fueron ellos los que,  con mucho sacrificio, compraban sus instrumentos musicales, baterías, equipos, guitarras eléctricas, (casi “inalcanzables” en ese tiempo)   y todo eso relacionado con la amplificación, buscando los mejores sonidos y que eran cajas voluminosos y de gran peso, no fáciles de transportar, y que obligaban al arriendo de camiones de transportes, con grandes bolsos y bultos con micrófonos, pedestales, cables, etc… lo cual había que subir al o los escenarios con gran despliegue de fuerza de manos  para dar el sonido musical que daban “categoría” a esos grupos.

            Ojalá me ayuden pero en ese tiempo teníamos grandes otros grupos musicales en la ciudad, Los Datsun, Los Vagabundos, Los Francos, y en las ligas mayores, los Fenix, los “Grumpers” con Sergio Luco, en la pampa los Rutters,  en el ISCA,  “Los Mercury” que eran famosos y estaban nuestros grupos del GTP.  

            Gratos recuerdos de  aquellos momentos de estudiantes, y de esos inolvidables  recuerdos.

            Hoy, recordando un poco a esos artistas de ayer, luego de este  intensa y larga semana “dieciochera”, nos ha dejado para  el recuerdo y la nostalgia,  la característica voz de nuestro compañero de colegio de ese entonces, Gabriel Flores, el hermano menor de Luis, al cual que tuvimos la grata oportunidad de conocer en esos años “mozos”, y posteriormente   participar en algunos eventos sociales de “Los Carrunchos”, por lo cual  no podemos decir que no haya alguna  expresión  de tristeza o de nostalgias, sabiendo que  estaba hace bastante tiempo delicado de salud, y que luchaba con esas enfermedades modernas que  muchos padecemos, y que  nos llevan lentamente pero con plena seguridad, a tener que obligadamente encontrarnos  en ese inicio de esa vida que desconocemos, y que nos alejan de los que más amamos, esta vida terrenal llena de sufrimientos, dolores tristezas, pero también alegrías y penas, pero que son la condición propia del ser humano y que nos encontrarán algún día traspasando esos cielos diáfanos u oscuros  que  tendremos que enfrentar pero que  de “este lado” lo percibimos solo como un  paso más al camino de lo eterno, pero que seguirá vivo en nuestros recuerdos y  memorias para  compartir en alguna conversa, trayendo a la memoria  los recuerdos humanos de nuestros compañeros que poco a poco van marchando y que en esta semana tocaron las fibras del sentimiento como lo fueron los casos del querido amigo y hermano pampino,  Hugo Torrejón Reyes y Manuel Solar Troncoso, engrosando todos las filas de los que se fueron antes, pero abriéndonos también la posibilidad y esperanzas que tendremos quizás en  la tarde menos pensada, para reunirnos allá, en la fogata mechona, en el paseo a “Coloso”, en la “Búsqueda del Tesoro” o en el rico plato de almuerzo de “Porotos con rienda” y asado, (y cocinados con “APIO”como lo hacia la abuelita de Arturo Basadre, para controlar las “hinchazones”) más una manzana, como delicioso postre que fueron el mejor elixir de amistad y vida de esas tardes escolares de paseo, en que por supuesto nunca faltó la alegría de las voces de los que aman cantar y la interpretación musical de los que  dominaron desde muy jóvenes algún instrumento y que  nos deleitaron con sus voces, melodías y cariño.

            Abrazos al cielo a todos lo que partieron y en este día a Gabriel Flores  Barrionuevo, (Q.E.P.D.)




























lunes, 23 de septiembre de 2024

SUBOFICIAL SATURNINO MARIQUEO HUERAMAN

 Recuerdos de la vida, con un gran soldado, superior y amigo….

            No podemos dejar de sentir esa sensación de vacío que se produce en el corazón del soldado cuando el clarín nos  murmura con gran sentimiento de congoja  al oído, que nuevamente  ha partido uno de los nuestros, de aquellos que conocimos en la larga y esforzada vida militar que debimos enfrentar y en la cual conocimos  personas de tanta calidad humana y calidez, que cada vez que alguna de ellas parte de esta vida,  las nostalgias se apoderan de nosotros y  entonces  el recuerdo de todo lo vivido y compartido llega como una baño de memorias vivas y recuerdos inolvidables, que cada cual atesora en su propia vida.

            Saturnino Mariqueo Hueramán, el Soldado 2do.que me recibió como “pelao” conscripto el 74, que hacía “collera” con  el “Cuadradito “ Córdova y el “Gato Cáceres” o el inolvidable “Negro“ Moroso y estaba encuadrado con los  muchachos de entonces del “parche” celeste, era el  arquetipo del soldado trabajador y  esencial en todas las cuadrillas de reparaciones, y  sin duda que el  rey de la renovación de la madera, el amigo de las escofinas, de los cepillos, los martillos y los serruchos que guardaba y manejaba con destreza y celo en su inolvidable taller de carpintería. Trabajo que permitía contar siempre con un  servidor de la Unidad en todos los aspectos que requerían su  destreza y mano  especializada para el barniz, el arreglo de las sillas, y la prolongación de la vida útil del mobiliario en general,  lo cual  lo hacía un soldado indispensable por su importante función y gran capacidad en su tan hermoso oficio.

            No era muy amigo de cualquiera. Cuando era y quería ser amigo, ¡¡ERA AMIGO!!, pero cubría a menudo su rostro con una máscara de protección natural frente al duro ambiente que le rodeaba y se comportaba  un poco “parco”, desconfiado y observador como mecanismo de defensa personal, pues tenía abundantes kilómetros que la vida le había enseñado en su larga experiencia y se mantenía siempre muy cauto y reservado,  opuesto y contrario a aquella actitud y personalidad que a los jóvenes cabos o “chiporros” oficiales nos sobraba en la inocencia de servir en nuestras primeras destinaciones a las unidades, franqueza, sonrisa, amistad y elocuencia, creyendo sanamente al estar unidos en una m isma vocación en la ilusión de que todo el mundo es bueno, que todos son  leales, pero que íbamos descubriendo con el paso  de los tortuosos caminos,  aquello que “De todo  hay en la Villa del Señor”. Pero era así la inocencia sana, contraria a la  dura  y cruenta realidad que enfrentamos en el día a día en todo orden de cosas y así nos diferenciábamos del hombre maduro y serio con nosotros, llenos de motivación y con la risa siempre a flor de labios, tan  propia de las almas inocentes.

            Me tocó en varias oportunidades, en especial durante el mando del recordado y apreciado jefe  coronel Luis Garfias Cabrera, compartir con “Mariqueo” algunos trabajos personales del comandante, entre los que figuraba la confección de “Galvanos”, dado que ese tiempo de austeridad no permitía que pudiéramos comprar o adquirir de esos hermosos galvanos  fundidos o   producidos por las casas comerciales de prestigio, como “Milled” en Santiago, y dado que el coronel era exigente y austero, cuando llegó el tiempo de la despedida de los oficiales  a otras unidades, y dada la gran cantidad y hechos los estudios presupuestarios,  se dio cuenta de lo oneroso que significaba  reconocer a través de un premio  de recuerdo el galvano que tantas veces se había regalado a  quienes cumplían sus trabajos durante los años de su destinación.

            Así que, para economizar fondos,  conformó un equipo entre el SG2 Mariqueo el  SG1 Erices y el suscrito, el menos antiguo,  para cumplir ese objetivo y no perder esa larga  tradición.

             Erices sacaba y reproducía las fotos del general Amengual,  cuyo retrato adornaba la oficina del Comandante;  el suscrito ayudaba a recortar  los círculos de “melamina”  delgada e inscribir con letras y  a tinta china el nombre del General Amengual, pegar la foto en el círculo recortado  y Mariqueo  cortaba las tablas, las cepillaba y les pegaba unos cantos barnizados con sus manos laboriosas que daban brillo a todo lo que caía en sus manos. Antes de eso  pegábamos la tela de   terciopelo rojo adquirido en la tienda “La Paloma” con la tradicional OPC, y entonces estuvimos dedicados  como 15 días a esa “pega” urgente, (como todo en el ejército), y  llenando los mesones con esos presentes que serían regalados para quienes resultaran destinados, agregando un “escudo de armas” para la esposas y con eso ahorrando una considerable cantidad de dinero al regimiento. Por supuesto que esta medida no fue del agrado de  todos, no sabían el gran trabajo que se realizaba en la confección de este galvano artesanal. Pero eso es otro tema.

            En esos días de compartir el trabajo,  nos hicimos un “poco” amigos con el silencioso Mariqueo, que siempre estaba con ese rostro serio. Parecía siempre malhumorado,  pero era una percepción equivocada, él  no era así, era “su estilo”, su personalidad, y por supuesto que no  era fácil arrancarle una sonrisa, pero cuando  era amigo, (ya lo dije)….¡¡¡ERA AMIGO!!!…y a él lo apreciaban  en forma especial ¡¡SUS VERDADEROS AMIGOS!!,  por lo cual  quise entrar a su círculo de personas que lo apreciaban y  quizás por el trabajo que desarrollamos, junto a  muchos otros miembros de la Unidad,  también nos fuimos ganando esa confianza y ser parte de su más dilectos y distinguidos amigos y camaradas de labor.

            Claro que todo este proceso no fue fácil.

            En  algunas oportunidades y  antes de los Galvanos “famosos”,  necesité en muchas ocasiones,  por tener a cargo el “Almacén de Ayudas de Instrucción”, algún martillo y clavos para  los blancos que se llevarían a campaña y que la exigencia ordenaba que había que fabricar los bastidores  con maderas de desecho, y en cada oportunidad que fui al taller a pedirle martillo, clavos y serrucho, de la misma manera y con la misma fuerza y energía con que hacía sonar mis tacones de soldado infante y le gritaba: ¡¡PERMISO MI PRIMERO PARA HABLAR CON USTED!!!…Me miraba de soslayo y moviendo la ceja me autorizaba a hablar, (propio de la vida militar), y con esa misma energía, con el mismo grito y  con la misma impresionante fuerza con la que trataba de granjearme su amistad, me mandaba a la cresta del cerro militar más cercano a  conseguir herramientas a otro lugar,  pues las de él, las tenía ocupadas por que él era el dueño de “sus” herramientas, el regimiento no le compraba ¡nada! y él tenía que traerlas de su casa, así que varias veces me mandó literalmente a los brazos de mi madre,  lo cual me obligaba a esperar un par de días y volver a recargar y repetir  la solicitud, ante la cual  de a poco  fue cediendo, aunque el primer martillo que me prestó  no tenia ni mango y estaba viejo y oxidado,  y era una vieja pieza de museo.

           

            ¡Puchas que era “fregado” mi sargento Mariqueo…..!

            Ni decir cuando estaba de Guardia,  en esas noches interminables  controlando la Guardia, a veces sentado   como telefonista, no le aguantaba la “punta” a nadie y todos sabíamos que no se le podía ni mirar para no faltarle el respeto….

            Cada vez que quise ganármelo como amigo y pedirle  un favor, me decía su diaria poesía y que quedó grabada para toda la vida en mi mente:

            “AMIGOS CUANDO HAY HIGOS, CUANDO HAY BREVA….NI WEBA”

            Y me mandaba muy seguido a “Freir los monos, allá atrás de los ripios”, como dicen en el lenguaje tradicional de la pampa salitrera….

            Los jefes de entonces, como el Gringo Grunert, (que lo llamaba: “LO MARIQUEO”), sabían que Mariqueo no se casaba con nadie. Cuando había que hacer una “pega” la hacía con toda su capacidad y gran sentido del deber, hubo muchas tareas que cumplió como soldado o suboficial a cargo de la “Carpintería”, y todas muy bien ejecutadas, pero ni los oficiales jóvenes ni nosotros podíamos acceder a “su” territorio, marcado con el mismo espíritu con que era la formación dura, propia e insípida de su carácter.

            Pero después de los galvanos, del apoyo, de la pega que hicimos juntos…..Ya no fui más su “enemigo”.

            No digo que me abrazara o me sonriera, sería mentir, pero al menos sus mirada  de soldado serio y bondadoso,  llegaba un poco más allá de su límite natural y traspasaba al corazón con un siempre certero  buen consejo…..Aprendimos mutuamente  y  ya después, al menos  yo, ya no sufrí por la falta de martillo o clavos sobrantes, ni menos serrucho, aunque siempre se aseguraba de guardar sus mejores herramientas para él y tenía un stock específico y casi oxidado, para los “pedigüeños” de siempre, entre los cuales me encontraba pero que al menos sentía que en cada oportunidad me “salvaba la campana”.

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            Hay algo que no quiero ni puedo dejar de nombrar y que fue para mi el drama o chasco  más grande  que tuve que enfrentar con mi querido superior y amigo   Suboficial Saturnino Mariqueo.

            Se aproximaba la presentación en el Teatro Municipal de Antofagasta el entonces tradicional “Encuentro de Conjuntos Folklóricos” de la I División de Ejército, en el cual el “Esmeralda”, presentaba un cuadro costumbrista campesino, que mientras más real su montaje más  posibilidades teníamos de ser reconocidos por el “jurado”. Ya habíamos tenido algunos “éxitos” en años anteriores con nuestra “Tertulia del Séptimo de Línea” que narraba los hechos vividos antes de ir a la Guerra del Pacífico. En esos años, habíamos dejado la “vara” muy alta con nuestra actuación y el montaje inteligente de escenografías y  guiones. Entonces en esta oportunidad necesitábamos reforzar los detalles del nuevo “Cuadro costumbrista campesino”.

            Nada mejor entonces que, para representar auténticamente al campesino chileno con su  tradicional chupalla y canasto,  consideramos cantar la canción “Tengo yo para hacer cría, una po, una pollita en mi casa”… Y entraba uno de nuestros actores (el “Manzana”) al escenario con una buena producción del evento con un canasto en el cual se agitaba y asomaba graciosamente el “cogote” de una gallina vivita y coleando  lo que la daría realismo a nuestra actuación tan practicada.

            Fue una suerte de “manda”, ofrecida al Santo de mi devoción, San Judas Tadeo (que “todo” lo soluciona), cuando le pedí a  Saturnino que me prestara una de sus gallinas que como buen hombre de campo, criaba con mucho cariño su esposa  en su casita, por allá en la villa “Séptimo de Línea” cercana al entonces polígono de tiro de la Unidad.

            Me miró desconfiado y dispuesto a mandarme nuevamente a la “cresta” del cerro a mirar la playa, y parece que se contuvo en sus duras emociones y  me dijo:

            - CHICO GARCIA, ESO NO LO PUEDO DECIDIR YO, TIENES QUE IR  HABLAR CON MI SEÑORA……

            Pero ya teníamos todo: El canasto, el saco, las “chupallas” de  campesino, las canciones y hasta las “ojotas”……Y NOS FALTABA LA GALLINA….

            Debo reconocer que me sentí  “arrepentido” de haber querido “ponerle” tanto color al tema de la actuación, pero finalmente me atreví a ir donde la querida Sra. esposa de mi querido Suboficial  Mariqueo. Y si Mariqueo me miraba feo cuando no me conocía, lo mismo, pero multiplicado por diez, sentí cuando me miró extrañada su esposa, al ver la intrépida idea y audacia de mi parte de ir a pedirle una “gallina castellana de cogote colorado” (por decir algo), pequeña, ponedora diaria de huevos, su “mejor” pollita” regalona, para  hacerla “actriz” de  teatro y presentarla en esos conocidos  espectáculos de tanta concurrencia ciudadana.

            No fue fácil, quizás me miró medio desconfiada, luego de la honrada petición se fue   al interior de su casa quizás a conversarlo con su esposo o meditar si valía la pena mi confianza,  y luego salió con una gallina tibia, que  cacareaba dichosa por estar con su dueña y me la entregó,  como quien entrega un preciado tesoro con todas las recomendaciones que, terminada la actuación de esa misma noche, la gallina debía “estar de vuelta”   a dormir en su gallinero. Era la única exigencia del generoso y voluntarioso trato…..

            Ya no recuerdo el final del espectáculo,  pero creo que como tantas otras oportunidades el grupo folklórico del regimiento salió y resultó todo un éxito con su “Cuadro Campesino”, y terminado el espectáculo, venia la obligación contraída de hacer devolución del ave que ya a esa hora, tarde por supuesto, debía estar durmiendo en su gallinero.

            Y vino entonces la hora o la noche de angustia y de terror.

            Estaba el canasto, el saco harinero que servía como tibio paño de protección al ave, pero….

            ¡¡NO ESTABA POR NINGÚN LADO LA GALLINA!!

            Y  yo corría desesperado para preguntar a todo el mundo:

            ¿QUIEN HA VISTO LA GALLINA DE MI SUBOFICIAL MARIQUEO QUE ME PRESTÓ  SU ESPOSA Y QUE DEBO LLEVARLA A CASA ESTA MISMA NOCHE?

 

            Y solo el silencio sepulcral era mi respuesta. Todos me miraban con una sarcástica sonrisa oculta que  no podía evitar de sentirme y parecer en ese momento en la misma actitud del “más weón al arco”.

            Mi preocupación, mis carreras, mi sudor, mi taquicardia,  mis gritos ya casi de furia descontrolada, mi arrebato e inquietud y todo eso que produce dolor y pesar,  se me dio en ese momento casi cardíaco pues definitivamente: ¡¡Se habían robado la gallinaaaaaaaaaa!!

            (San Judas Tadeo tú que lo puedes todo, como   el Patrón de los imposibles…. ¡¡QUE APAREZCA LA GALLINAAAAA!!)

            No quería imaginarme llegar a casa de mi amigo Mariqueo enfrentar a su confiada y amada esposa, y decirle la triste realidad y expresarle:

            “Señora, la gallina no está en el teatro y la buscamos por las butacas, por el techo, el entretecho, por los pasillos  laterales que llevan al escenario tras las cortinas, y hasta despertamos las dormidas palomas de  los palomares por si se había equivocado de  “tibiezas”, y le informo oficialmente  que de tanto buscar hemos llegado a la conclusión que se han robado su gallina….”

            ¡¡Pero por eso que soy hombre de fe!! Y seguimos encomendados a San Judas Tadeo…….

            En esa oportunidad en que ocurrió todo esto,  venían delegaciones de Calama, Chuquicamata y Copiapó a participar a este encuentro folklórico. Entre los “artistas”  que traía la delegación del Calama, venia un ex colega “Esmeraldino”, apodado “El Burro”,  del cual no daré su apellido por respeto a quienes le sobreviven. Después de subir al bus, o a los buses y revisar los bolsos, canastos , las maletas, las polleras y todo lo que pudiera servir como hospedaje improvisado para ocultar una gallina, divisé en el fondo del bus militar de transporte a ese  desgraciado e infame sujeto apodado “Burro”, el cual sudaba de nerviosismo y acomodado en su asiento, bien arrinconado y mientras inspeccionaba  disimuladamente su ubicación, (en medio de mis oraciones a San Judas) de pronto  de entre su camisa o su pecho poco corpulento, se asomó el cogote casi ya “pelado” y un estertoroso cacareo de incomodidad,  nuestra “actriz principal” de reparto de la noche exitosa:  la gallina de mi querido amigo Mariqueo….

            No quiero recordar ese incidente con mayor detalle, porque fue indecente,  sucio, chueco,  inmoral, despiadado y cruel. ¡¡Todo lo que sufrí por ese pescuezo de gallina en esos dramáticos momentos,  me despertaron ese mal sentimiento de querer odiar, matar y asesinar  o cortarle la cola a ese “burro” despiadado y  sinvergüenza, (y que me perdonen los burros), por haber tenido la  osadía de querer robarse esa gallinita tímida, silenciosa, bien amada por su dueña, actriz de primera línea, que esa noche nos permitiera  ser destacados en nuestro encuentro folklórico, exceptuando la destacada participación de los hermanos infantes del Calama y que, sin saberlo, se vieron también empañados y engañados  con el tema de la gallina.

            Eso fue el broche negro por no decir la guinda de la torta  que nos dejó ese gusto amargo, doloroso y de tristeza y  el “Burro” era mi amigo, trabajamos juntos en la construcción del “Altar de los Héroes del Séptimo de Línea”, acordándome en medio de esta desgraciada situación del filósofo Mariqueo, que siempre me decía:

            ¡¡AMIGOS CUANDO HAY HIGOS, CUANDO HAY BREVA NI HUEVA””…….

 

            Terminado el incidente la pobre gallina que salió de las manos de la esposa  un tanto convencida que la cuidaríamos como su  “regalona” y que  parecía una polla inflada  de orgullo y llena de vida,  tuve que tomarla con  delicadeza y cuidados y en realidad  por el  intento de permanecer encerrada en el escuálido cuerpo del  infame burro,  era un desparpajo de pollo, flacuchento, nervioso, tiritón, con los ojos medio desorbitados mirando el cielo y con todo eso que viví,  lleno de incomodidad y vergüenza, tuve que ir a entregar  esa adorada criatura ave  vulnerada a su dueña, la que desde entonces ya nunca más se le ocurriría prestar sus pollos para alguna tertulia folklórica de los militares.

            Ni decir de mi casi amigo Mariqueo, por respeto al tiempo que nos conocíamos, al día siguiente me dijo :

            - Chico Garcia, cagaste “para siemore”con mi señora. ¡¡La gallina llego casi muerta y se lo pasó toda la noche reviviéndola!!

            ¡Ay amigo Mariqueo!, mi querido Suboficial Mariqueo.

             ¡Cuántas situaciones vivimos en ese hogar llamado cuartel del “Esmeralda”! en esas largas e inolvidables jornadas de trabajo.

             Quizás no fui merecedor a la confianza después de ese “impasse”, pero cada vez que te divisé en el centro con tu esposa, no me atreví a saludarte para no recibir de su amada esposa el merecido y bien ganado rosario  de garabatos que merecí  como  corolario final de esa terrible noche en que me robaron la gallina…..

            Hoy 24 de septiembre de 2024, estarás en tu viaje final de despedida.

            A estas altas horas de la noche (03:00 hrs. Como en nuestras sufridas  “Guardias” , he querido recordarte junto a mis oraciones nocturnas,  y en esta larga noche en que tu cuerpo ya descansa en paz, quizás tengas tiempo para darte una vuelta por los sueños y estrecharnos como amigos y  reírte a carcajadas en forma excepcional de esta incómoda anécdota y recuerdo, la cual nos hizo más amigos y nos unió en la experiencia  más desagradables de mi propia vida.

            Como “cuento aparte”, agradecerte cuando ascendiste a Suboficial junto al “Gato” Cáceres y al “Cuadradito” Córdova, y junto al recordado “Negro” Moroso,  a quienes conocí de soldados cuando cumplí mi servicio militar en nuestro amado regimiento “Esmeralda”, y ya en mi época de joven Cabo 2do. tuvieran la gentileza de invitarme a compartir esa alegría propia de sus ascensos en algún restaurant de la ciudad, con lo cual me honraron y me dieron la más grande lección de lealtad y cariño, mis instructores, verdaderos padres y amigos  mis “viejos” militares queridos que ya descansan en paz, brindando alguna copa de vino tinto allá en algún cantina celestial, esperando la hora en que volveremos a compartir en esa  inevitable y próxima reunión pendiente por el momento para cultivar el amor y camaradería de soldados del Ejército de Chile.

            ¡¡SALUD!!…y Descansa en paz….

  

 

(Tu amigo Garcia, como muchos “Esmeraldinos” anónimos y serviciales que te apreciaron y conocieron en tu verdadera dimensión de hombre de bien y que te recordarán por siempre).





























  

sábado, 21 de septiembre de 2024

Fiesta de la chilenidad Círculo 2024.

                                                                                                Antofagasta 21 de septiembre de 2024.

 Señor

JORGE FERRADA DURÁN

Presidente de Circulo de SOM y SOF. de la Defensa Nacional “HORACIO JARA REYES”

Presente

 

          Sean mis humildes palabras, solamente un gran reconocimiento a la labor desarrollada por el Directorio del “Círculo de SOM y SOF  de la Defensa Nacional”, en  esta hermosa actividad programada con motivo de las “Fiestas Patrias año 2024”, y a la cual tuve el alto honor y por primera vez, de asistir.

         

          No había tenido la oportunidad de compartir estas “tertulias” tan patrióticas, llenas de alegría, entusiasmo y participación de los socios y socias, lo cual me llenó de satisfacción conocer las cualidades y calidad humana de muchos de nuestros socios integrantes, los cuales alguna vez hemos visto solamente “pasar” por nuestro lado, sin entablar conversaciones ni siquiera saber quiénes son sus familias, dedicando nuestros tiempos a los temas administrativos, muchas veces con espíritu crítico, (con buenas u otras intenciones) en las actividades grupales.

         

          Deseo, en mi calidad personal como simple socio, (no puedo representar a nadie, lo hago a título personal),  pero entendiendo que muchos de los presentes coincidirán con mis razones, que el equipo conformado por ustedes para brindarnos esta hermosa celebración, merece nuestro reconocimiento y sincera gratitud,   pues   a veces no nos damos cuentas de los inmensos  esfuerzos humanos que se realizan en forma personal tras estas buenas ideas,  para brindar un “servicio” a los demás, y eso habla muy bien de la calidad y calidez humana y del “Espíritu de Servicio” de los directivos, que muchas veces  “sorprenden” por su generosidad,  valor de estar desde temprano, retirarse últimos, y  satisfacer los gustos de damas y varones presentes, sin ninguna obligación la que no sea de gradar y servir con desinterés.

 

          Demás está expresar la calidad de la animación del Sr. Enrique Castillo, siempre servicial, humilde y colaborador, unido a sus excelente voz y pasión por el canto que nos contagia. Al “Conjunto Folklórico” que es ya “casi” del “Círculo”, y que está presente en todos estos actos importantes entregando su arte y canto con damas y varones presentes. Ni decir de las capacidades individuales de tanto poetas, cantores, recitadores, hombres de versos y poesía, como lo fueron el Sr. Fuentes, el Sr. Pérez, Sr. Barraza, el mismo Presidente, que además nos regaló  sus canciones  del “Coro religioso de la Catedral”, el tradicional “Esquinazo de Aleluya”  de la “Misa a la chilena”, el que fue muy bien acompañado por las damas  invitadas, de voces líricas y afinadas, lo cual también habla de su espiritualidad personal y de compartir este aniversario patrio sin olvidarse de Dios, que es  el que nos permite vivir estos instantes hermosos de unión y camaradería.

          Muchos “buenos” bailarines de cueca, familias completas vestidos de huaso para disfrutar la chilenidad. No había visto eso en mi poca participación de estos años en el “Círculo”, pero que me regalan optimismo, alegrías y esperanzas con la clara convicción que  debemos seguir marchando juntos en todos los desafíos futuros que se aproximan, para sentir  que fuimos útiles en algún momento a nuestro prójimo representado por nuestros camaradas, sus esposas  e invitadas.

          Ojalá  se sumen más personas en el futuro,  tenemos “todo para ser felices”, lo que nos falta quizás es tiempo y voluntad, pero cuando descubrimos gente  tan entregada y generosa como quienes nos representan en este Directorio (no he conocido otras Directivas), se  siente el alma agradecida de la oportunidad  de haber vivido estos momentos, como decía el Sr. Murga, la vida es corta,  debemos disfrutar hoy, pues mañana no sabemos.

          Gracias a todos,  en especial a las damas participantes que  disfrutaron de la agradable tarde, a  los varones siempre  caballerosos y   atentos, a las personas que no había conocido y que vi como  participantes  entusiastas de la reunión.

          Detalles pueden haber  existido, como en todas las obras humanas, pero sobró calidad, entusiasmo, alegría, chilenidad y amor  al “servicio” a los demás,  no hubo nada  de lo cual pudiéramos quejarnos, todo fue hermoso, sincero, veraz y real.

          Muchas Gracias Sr. Presidente por esos momentos que vivimos y compartimos en esta fiesta de la chilenidad, sin olvidar  que tras cada éxito hay equipos de personas que se destacan en silencio por su  tremendo servicio que prestan, entre ellos el personal de “máquina”, cocina y cocinera, atención de los propios directivos, coordinaciones, “parrilleros”, fotógrafo y personas que llegaron  con aportes para compartir en familia.

          No es tema de cuotas, costos, balances o gastos el que nos motiva a nuestras expresiones de gratitud, eso es terma administrativo pues todo debe financiarse, pero el valor de lo expresado está en el servir y en reconocer la entrega, más allá del propio descanso y  comodidad, y en eso  son ustedes un gran ejemplo.

          Muchas gracias Presidente a UD., y a sus directivos y a sus esposas que les “soportan” haciendo tanto por los demás y dejando quizás  detalles pendientes en sus propios hogares. Es la felicidad y satisfacción de servir y dar sin condición, simplemente “Espíritu de Servicio”.

          Muchas Gracias nuevamente y les saluda atte a UD.y Directiva,

 

SOCIO CARLOS GARCIA BANDA












































MAYONESA CASERA

Un homenaje a  nuestra mamá.   Carlos Garcia Banda p n e o t r s S d o 3 a 9 m o f 1 a 0 a 6 2 u 3 0 2 m 5 8 2 d e 0 f   i 2 c h h 2 c 4 h 1...