miércoles, 19 de agosto de 2020

Y te despiertas….

Y te despiertas en la mañana mirando al cielo e instintivamente das gracias a Dios por el nuevo día, sin embargo es también un día menos, y entonces se vienen a la memoria los seres amados que ayer o antes de ayer partieron de este mundo, y sientes con el nuevo sol, una nueva cercanía a lo inevitable, pero te llenas de temores, de preocupaciones, porque no sabes cuando será “el día ni la hora” y descuidaste las “lámparas  encendidas”. Es cuestión de fe, de esperanza, de creer que lo vivido es suficiente, pero siempre te quedan tantas cosas en el escritorio de los “pendientes”; Es cosa de creer que cumpliste tu vida y tus tareas, pero queda tanto por hacer que si tú no lo haces nadie completará “tu” obra.

 Dicen que todas tus preocupaciones y problemas que en el día a día te agobian, con tu partida,  quedan olvidados porque se van contigo; ni siquiera son problemas que heredarán  los “otros”, te los llevarás y no podrás dejar esos encargos a otros, y  nadie se desvivirá por “tus” preocupaciones. Por lo tanto no es bueno vivir preocupados de tantos sinsabores o de las múltiples tareas…. El dinero se va como el agua, las injusticias sociales son el pan de la existencia, los que más tienen, más roban y más desean y pareciera que “disfrutan” de las bondades materiales de la vida; el que menos tiene, más se le quita,  y ya sabemos el còmo debemos ganar el pan con el sudor de la frente y caer cansados y sudorosos cada término de jornada, queriendo buscar  en tantas cosas esa resbaladiza felicidad.; la vida resulta injusta y no será nunca mejorada mientras los egoísmos personales y los afanes  e ideales estén en el alma de los que siempre hacen usufructo de los bienes comunes. Ya nada es realidad, todo es difuso e ilusión, y los que pueden hacer un mejor mundo no lo hacen, los que pueden plantar àrboles, prefieren talar los existentes; ya no somos dueños ni del aire y la libertad del hombre  està siendo controlada y oprimida por los de “allá” o los de “acà”, da lo mismo,  pero nadie piensa en verdad que los “otros” sean felices. El mandamiento del amor, se limita a tus círculos más cercanos. Te unes con aquellos que te pueden ser útiles para tus fines o ideas,  el amar al prójimo, pareciera ser lo mismo, a conveniencia y ni hablar del no robar y el no matar, eso ya es mandamiento casi  olvidado  y los que deben vivir el Evangelio  sólo lo recitan, pero no lo practican y no les alimenta el alma.

 Estamos en una caída libre desde el espacio, sin seda de paracaídas, solos en medio de la nada, bajamos a velocidades  vertiginosas a la gravedad certera, y pronto nos golpearemos en los duros océanos y desiertos, pues todo lo que nos rodea se pudre en la  más burda indiferencia al dolor, a la injusticia. Hoy comienza un nuevo día, y así la vida  se deshoja con cada amanecer.

Busquemos agradecer al Dios de la vida  por la propia vida. Tratemos de sonreír, de cantar, de alabar y de mostrarnos agradecidos por lo poco o nada que tenemos, o por esa abundancia que podría ser compartida, y  eso nos dará fuerza espiritual y nos sentiremos valientes e incólumes en el duro batallar del nuevo día. Quizás hoy sea el último aliento,  la última tarde, la última noche, y es bueno vivir el día como si fuera el último,  para vivir definitivamente sin preocupaciones, y solamente pensar que  más temprano que tarde, nos tocará emprender el vuelo, y dejaremos todo aquello que nos pareció tan importante, eso que nos puso en los escalones más altos de las gradas del poder y el tener.

Para vivir feliz, da gracias a Dios por lo que tienes y necesitas hoy: Un vaso de agua para beber, un plato de comida para alimentarte y un lecho abrigado para dormir. Sin duda que el trabajo  te brindará esas riquezas, y debe ser también una herramienta de cuidado, pero sobretodo  aquello que te da la fuerza del verdadero  motor del mundo: El Amor.

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