Oh Dios cómo quisiéramos vivir eternamente,
Y soñar con ver grandes a los hijos y los nietos
Y acompañarlos toda su vida, alegremente
Y disfrutar con ellos todo el tiempo.
Cada día que comienza nos trae esperanzas
Y cada noche es ya un día menos de vida
Y con las estrellas se encienden los sueños
Que se escriben en nuestras grandes melancolías.
Señor que no sea hoy la partida, quizás mañana,
Cuando ya no tenga
pinceles ni pintura
Para escribir con ilusión nuestros deseos
Y soñar con cantar esas nuevas partituras
Que se escriben en el día a día de la vida
Y que se consumen en las horas
Que son intensamente
vividas.
Anoche en mi descanso navegaba
Por mares agitados y violentos
Y las olas me arrastraban sin piedad
Enredándome en tantos tormentos
Y buscando roca firme para aferrarme
Y esperar despertar en la esperanza
Que solo fue un mal dormir todo aquello.
Mis síndromes de vértigos mis giros nocturnos
Mi mente inútil, atribulada y compleja
Mi temor a no despertar de mañana
Y la tonta angustia
que enciende mis tristezas
No porque sea hombre triste, sin alegrías,
No porque tenga una fe con poca certeza
No porque no esté preparado
No porque no crea mi conciencia
Pero cuesta tanto desapegarse de los días
Soleados, hermosos, de vientos, de estepas
Sembradas como en el campo verde
O inhóspitas llanuras desiertas.
Cuesta tanto desapegarnos de la vida
Y de verdad que morir no queremos
Más aún si los campos sembrados no florecen
Y esperamos con ansias las cosechas,
Pero eres el dueño del campo
El que nos brinda la copa llena
Que nos quita la sed de los sueños
O nos ilumina en la oscura ceguera
De no querer entender que el mundo
Continúa sin nuestra presencia.
Dame fe Señor, perdona mi soberbia
Dame paz, que espere el nuevo amanecer de la vida
Y pueda descansar de mis temores
Y encuentre paz en
aguas removidas
De ese mar de inquietudes que no cesan
Y que arrastran en
corrientes desconocidas
Espero siempre y cada día
Que sea solo tu voluntad eterna
Me iré al descanso de esta noche
Ojala pueda despertar
En el amanecer de nuevas primaveras
De esas floridas coloridas y doradas
Que se dan tan plenamente en tus celestiales tierras
Buenas noches Señor, me duermo entre tus brazos
Haz de mi lo mejor que te parezca
Y ese día que tú quieras
Se calmarán dolores, y no habrá lágrimas ni tristezas
Ya no habrá mariposas aleteando en mis flores
Solo miradas, sin sentido, sin conciencia
Porque en verdad se nos queda acá la música
La lucha, el amor y la esperanza
Y allá sólo habrá sonrisas
Y ya no habrá inviernos ni noches largas
Que se haga tu santa voluntad aquí y ahora
Y canten mis labios a tu amor Señor
Que me acompañó en las malas y en las buenas.
Arrúllame María en
tus brazos
Y calme en mí la
tristeza
Que sienta que renazco a una vida nueva
Y que viva siempre
en la santa alegría
de haberte conocido en esta tierra
y que viva el sueño de mi noche
y que me extinga como silenciosa estrella,
y que de lejos permanezca sin brillo, como dormida….
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