Amigos pampinos:
Después de haber disfrutado de las “Crónicas
Pampinas” (En busca del Tiempo perdido) de nuestro estimado amigo y coterráneo pampino,
Rubén Gómez Quezada, en el que se plasmaron tantas vivencias de nuestra infancia, y donde quedó claramente establecidos como parte del patrimonio
pampino sus bellas historias, sus anécdotas y recuerdos, en las calurosa tardes de “pichangas
calientes” de los barrios, o la frescura de la lluvia copiosa y sorpresiva de esas tardes veraniegas
que pensamos nunca más se repetirían en nuestras generaciones, y que nos hablaron claramente de la vida y alma única
de un oficina salitrera que por
curiosidad tenía tatuada en su vientre la huella de la inolvidable arteria venosa de la “cañería”,
que nos separaba un poco con espíritu jocoso
y divertido entre de “los de arriba” y “los de abajo”, en circunstancias
que era solo una marca involuntaria que no empañó jamás nuestro sentido del humor
y pertenencia a nuestro amado terruño, al que se suman las miles de
situaciones que vivimos en esa bella juventud, marcada por tantas situaciones
personales que no podrán ser arrancadas
de los recuerdos y el olvido y que quedaron allí silenciosas y listas para refrescar nuestras memorias en su
amena lectura y sonrisas de gratos recuerdo
de comunes experiencias que nos unen por siempre.
Luego vino una “segunda” edición,
más moderna de esas anécdotas mejoradas y un tanto readecuadas pero que no cambiaron su esencia,
y en un breve tiempo, un tercer “lanzamiento” de esas vivencias tan
personales que vivió Rubén junto a su
amada familia, en su conocido y también comentado y leído: “Desaparecidos en tiempos
del Beagle”, que nos llevó a su dolorosa experiencia durante su estadía como
profesional de la prensa, en el hermano país
de Argentina, en circunstancias difíciles que la historia tiene registrada,
pero que además, por su calidad de chileno, lo involucraron en acciones muy
injustas para su espíritu americanista y
de alto altruismo, habiendo sufrido esos
dolores, en un pueblo que le dio vida y esperanzas de vivir y que gracias a sus
amistades de ese entonces, pudo vencer,
manteniéndose enhiesto en los peores momentos que puede soportar en la
soledad un hombre de bien, con los recuerdos de nuestra amada pampa, con su
serpentín de coloridas libélulas que cargan bellas y coloridas historias que se
tejen hasta hoy en el desierto con nuestro amado, común, pequeño, sencillo,
simple y lleno de recuerdos el hilito que refrescó nuestros paseos y vivencias, como lo fue y es el Rio Loa, y que aun
en los años sigue su curso sereno
e independiente por la cuenca del mágico desierto y que fue para nuestro amigo
esa agua vital para mantenerse de pie en
medio de sus dolores y descalificaciones, en un tiempo difícil para él que supo
con estoicismo y valentía, y al calor de sus grandes amistades, vencer y
volver a comenzar como tantas veces de su vida.
Y entonces hoy, después de esa generosa entrega a través de su
palabra sencilla y coloquial y con el único
afán de perpetuar las memorias pampinas, recibimos hoy, con una inmensa alegría, una nueva invitación extendida a todos los pampinos y a los amantes de la
literatura de nuestro norte, para nuevamente disfrutar de esas historias, leyendas y quizás una nueva y hermosa novela
pampina, a la cual aún no hemos tenido el gusto de digerir, masticar y apreciar, pues está en el proceso del horneado final, en el
tostado principal de sus harinas, en la acción del fermento que hará de esta
nueva y “crujiente” marraqueta con olor a pulpería, de esta obra que lanzará a
la vida pública entregando también su pluma a quienes le seguimos con respeto y
admiración y que esperamos nos traiga esa verdadera, única y real historia de
la pampa, no la fantasía barata hecha literatura comercial y hasta chabacana,
sino la realidad de la pureza de un
hombre que sabe lo que es sentirse pampino y que logra unirse cada día a la tierra que lo vio nacer, que respiró y
sintió en sus pulmones, al igual que todos nosotros, todo ese aire salitroso y contaminado que alguna vez se
llevó la vida de nuestros padres que en medio de una vida agitada y de tanta
aventura Rubén nos regala, porque es el único y mejor regalo de pampinos
verdaderos recibir de boca y lápiz de
uno de los “nuestros”, al que no le contaron las “andanzas del pampino”
en el desierto, pues él las vivió todas
en carne propia como caminante eterno y
sudoroso de las polvorientas calles, de las faenas, de los “rajos” o en las alegrías
de esas grandes veladas deportivas,
donde estuvo presente con su espigada voluntad de hombre de letras, atesorando
sus experiencias las que hoy tendremos la suerte de revivir, recordar y tratar
de comprender, en esta nueva forma que nos llegará a través de esta obra literaria que trae sorpresas, alegrías y emociones, a la
cual ha titulado “LAS ESTACIONES DEL
DESTIERRO”, Relatos pampinos entre rieles , alturas y tolares lejanos”, la que se llevará a efecto el próximo viernes
18 de Agosto de 2023, a las 12:00 hrs. en la Biblioteca Regional de Antofagasta
(Auditórium) y a lo cual estamos TODOS invitados por ser una actividad abierta
para todo público y en que no pueden estar ausentes nuestros coterráneos pampinos
para demostrarle el cariño afecto y gratitud al hombre sencillo de letras
y voluntad que nos ha deleitado con sus
creaciones que son parte también de nuestras vidas.
. En esta calidez y cariño de pampinos, quisiera permitirme la licencia de invitarles,
a esta nueva obra literaria de nuestro amigo Rubén Gómez Quezada y desearle a través
de estas líneas todas nuestras mejores energías, cariño y deseos que llegue a todos nuestro
amado público pampino, para participar
una vez más del encuentro con las raíces, las emociones y los recuerdos de lo
que fue, es y será siempre nuestra vida, ligada a la pampa salitrera.
Nuestros mejores deseos de éxito Rubén.
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