¿Cuál es el trámite?
(Con el
permiso de mi hermana Ximena, publico parte de sus tesoros de recuerdo de un
gran Maestro y pionero de nuestro Norte a quien le debemos un gran homenaje
como ciudad...)
Aun así en
medio de la alegría de esos tesoros de recuerdo me viene la siguiente
reflexión.
¿Cuál es el
GRAN TRÁMITE para reconocer en el dilecto profesor Señor Rafael Ramos Vivar los
valores del emprendedor, del iniciador, del continuador, del que sembró y
cosechó frutos, del que hizo todo contra
viento y marea para regalarnos tanto?
¿Cuál es el
trámite para estar entre los grandes a
quienes debemos reconocer ahora ya, pues el tiempo olvida y aunque la historia
permanezca en el corazón y mantenga vivo su recuerdo es necesario hacer
realidad la esperanza?
Era estricto,
era un “Maestro” exigente, pero es propio del celo de quienes desean hacer
siempre las COSAS BIEN. Quizás tuvo detractores, quizás tuvo envidias de esas
que nunca faltan en todo ámbito y que empañan el alma de las personas,
quizás fue tan humano e imperfecto como
todos, pero es el que representa ese
espíritu de la constancia, del valor, de la solidaridad, del espíritu de la
“educación” de todo lo que significa hacer, construir y levantar en medio de la
nada, solo con la ilusión y las manos llenas de confianza y fe, con tantos obstáculos que la vida misma se
encarga de hacer cada vez más difíciles los senderos especialmente cuando los
hombres pretenden crecer y crear, convencidos que el hombre debe pasar en la
vida y dejar su alma, no para la vanidad,
no para el mero recuerdo ni para la gloria ni vanagloria personal, sino
para ese bien superior que nos permite disfrutar de la música de siempre, con
grandes intérpretes, grandes alumnos y
grandes personas que han seguido su camino como maestros de tan buena
escuela, entonces, ¡¡Por la “flauta”!!
(por emplear un adjetivo musical y no
grosero)….
¿Cuál es el trámite? ¿Político? ¿Que era rojo, amarillo o blanco?
¿Que era de uno u otro lado? ¿Que no les caía bien porque como educador poseía
ética y decía al pan, pan y al vino,
vino?
¿Que era
austero pero exigente?, ¿Comprensivo pero veraz?
¿Cuál es el
trámite?
Tanto que nos
cuesta para reconocer (y más aún en vida),
y para hacer realidad un justo sueño,
no solo de la familia, que solo propone aun cuando la exigencia del
maestro los pudo haber dejado muchas veces de lado por su santa vocación de
incansable músico educador, pero que en
medio de esa esperanza está el justo
reconocimiento a un hombre, a un profesor, a un padre, a un esposo a un miembro
de la sociedad antofagastina que sin riquezas, solo con constancia y valor de
superación supo dar todo de sí y al
cual conocimos en su trabajo serio, abnegado,
responsable, observador
silencioso, claro y preciso y que tiene
la gran virtud de ser el líder formador
de tantos intérpretes que han alcanzado
la máxima capacidad gracias a su dura
escuela.
¿Cuál es el
trámite?
Pero hay un
algo más.
Ese “algo más”
es RECONCER ahora ya, no dejar de pasar
más el tiempo, pues en es aquí y ahora
cuando debemos reconocer la obra de los hombres, de los pioneros de los
luchadores, aun hay familia que pueda sentir en sus emociones y satisfacciones
lo que tanto ha costado en la frágil
justicia del valor del reconocimiento. Aun hay personas que le admiran,
respetan, recuerdan y ¡¡claro!!, quizás
no trae “jugosos dividendos” de esos
sucios que buscan acompañar la fama con
la inclinación ideológica del lado que sea
o de cualquier otra situación que
no sea la de avalar la trayectoria, reconocer el trabajo realizado, no porque solo
cumplía con su deber, como muchos hacemos en la vida, sino que
era más que eso, más que la subsistencia honrada, más que la necesidad,
más que la exigencia, era el dar, el darse, el
ENSEÑAR, el EDUCAR que es propio de maestros de vocación, de gente de bien que pasa “haciendo el bien”
cada día, en el sencillo amor a la música, al arte, a la ciudad y proyección de
los valores de la música, y el arte en general,
y poner en ello la pasión por la
ejecución, por el lenguaje de los signos que bailan entre líneas de las
partituras como la vida misma, con altos, bajos, con graves o agudos con ritmo
y compás como el alma y el corazón, como la vida misma de todos los que nos
sentamos alguna tarde a apreciar el
conjunto de intérpretes, ayer alumnos y niños,
de los que tienen el honor de comformar las orquestas, los grupos, los
intérpretes, los que se la juegan con un
simple clic o un simple ring, pero que
son parte de esa estructura tan enorme y
difícil de entender que si no hay alma,
se pierde en la ignorancia de nuestras incapacidades e incomprensión,
La
exigencia siempre buscará la perfección,
el dominio, el esfuerzo, la rigidez, que sea casi perfecta en medio de la
imperfección, que sea bella, en medio de
la dificultad, que sea de excelencia en
la debilidad de nuestro condición humana, eximia en medio de los casi
imperceptibles errores que obligan a
comenzar de nuevo en cada intento,
pero todo eso va más allá, dormir en la paz de cada noche por el
esfuerzo realizado y eso se da en la
vida del hombre en todo su quehacer….
¿Cual es el
trámite tan “complicado” para sentarse en una reunión y darle también
importancia dentro del espacio
administrativo en la compleja vida de ciudad, para abrir el corazón y dejar
entrar un poco al espíritu, un poco a la
bondad, un poco a la alegría, un poco a
la música, un poco a la certeza de que eso hace bien para el espíritu y
requiere ahora una decisión, de una vez
por todas para terminar un un largo proceso que no busca vanidad ni soberbia
ni figuración, solamente la sensación
que hacemos justicia humana en medio de tantas injusticias, que si bien merece la atención en tantas realidades temporales, debemos ir de a poco construyendo ese espacio
para distinguir en bien de la historia,
de la cultura, del arte, y de la justicia por excelencia, que tiene desde toda la vida seguidores, ejecutores, estudiosos que dan a la vida una
sensibilidad especial que nos toca el
corazón y nos hace ser muchas veces sentir que tenemos ángeles buenos en medio
de tantas tormentas de la vida, y que salen
a nuestro encuentro en cada oportunidad en que la música alimenta el
alma.
Hoy es
día de sentarse, reunirse, “firmar” si es necesario, decidir, no sacar
empolvados retratos, sino abrir el alma,
el corazón y contar de una vez por todas
con un espacio que seguirá siendo el
castillo de la alegría, de la música, de la emoción de la cultura del
arte y de la reunión, musical que lleve
el nombre del distinguido maestro:
“Teatro Municipal Profesor Rafael Ramos
Vivar", para que siga siendo el lugar del encuentro, de los sueños, de la
gratitud y donde crece en cada oportunidad la oportunidad de hacernos mejores
personas y mejores ciudadanos.
¿Cuál es el
trámite?
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