miércoles, 24 de enero de 2024

¿Cuál es el trámite?

 





¿Cuál es el trámite?

            (Con el permiso de mi hermana Ximena, publico parte de sus tesoros de recuerdo de un gran Maestro y pionero de nuestro Norte a quien le debemos un gran homenaje como ciudad...)

           

         Aun así en medio de la alegría de esos tesoros de recuerdo me viene la siguiente reflexión.

           

         ¿Cuál es el GRAN TRÁMITE para reconocer en el dilecto profesor Señor Rafael Ramos Vivar los valores del emprendedor, del iniciador, del continuador, del que sembró y cosechó frutos, del que  hizo todo contra viento y marea para regalarnos tanto?

           

       ¿Cuál es el trámite para   estar entre los grandes a quienes debemos reconocer ahora ya, pues el tiempo olvida y aunque la historia permanezca en el corazón y mantenga vivo su recuerdo es necesario hacer realidad la esperanza?

           

       Era estricto, era un “Maestro” exigente, pero es propio del celo de quienes desean hacer siempre las COSAS BIEN. Quizás tuvo detractores, quizás tuvo envidias de esas que nunca faltan en todo ámbito y que empañan el alma de las personas, quizás  fue tan humano e imperfecto como todos, pero es  el que representa ese espíritu de la constancia, del valor, de la solidaridad, del espíritu de la “educación” de todo lo que significa hacer, construir y levantar en medio de la nada, solo con la ilusión y las manos llenas de confianza y fe,  con tantos obstáculos que la vida misma se encarga de hacer cada vez más difíciles los senderos especialmente cuando los hombres pretenden crecer y crear, convencidos que el hombre debe pasar en la vida y dejar su alma, no para la vanidad,  no para el mero recuerdo ni para la gloria ni vanagloria personal, sino para ese bien superior que nos permite disfrutar de la música de siempre, con grandes intérpretes, grandes alumnos  y grandes personas que han seguido su camino como maestros de tan buena escuela,  entonces, ¡¡Por la “flauta”!! (por emplear un  adjetivo musical y no grosero)….

 

             ¿Cuál es el trámite?  ¿Político? ¿Que era rojo, amarillo o blanco? ¿Que era de uno u otro lado? ¿Que no les caía bien porque como educador poseía ética y  decía al pan, pan y  al vino,  vino?

 

           ¿Que  era  austero pero exigente?, ¿Comprensivo pero  veraz?

          ¿Cuál es el trámite?

             

          Tanto que nos cuesta para reconocer (y más aún en vida),   y para hacer realidad un justo sueño,  no solo de la familia, que solo propone aun cuando la exigencia del maestro los pudo haber dejado muchas veces de lado por su santa vocación de incansable músico educador,  pero que en medio de esa esperanza  está el justo reconocimiento a un hombre, a un profesor, a un padre, a un esposo a un miembro de la sociedad antofagastina que sin riquezas, solo con constancia y valor de superación  supo dar todo de sí y al cual  conocimos en su trabajo serio,  abnegado,  responsable,  observador silencioso,  claro y preciso y que tiene la gran virtud de  ser el líder formador de tantos  intérpretes que han alcanzado la  máxima capacidad gracias a su dura escuela.

           

        ¿Cuál es el trámite?

             

        Pero hay un algo más.

           

         Ese “algo más” es RECONCER ahora ya, no dejar de  pasar más el tiempo, pues  en es aquí y ahora cuando debemos reconocer la obra de los hombres, de los pioneros de los luchadores, aun hay familia que pueda sentir en sus emociones y satisfacciones lo que tanto ha costado en la  frágil justicia del valor del reconocimiento. Aun hay personas que le admiran, respetan, recuerdan  y ¡¡claro!!, quizás no trae “jugosos dividendos”  de esos sucios que buscan  acompañar la fama con la inclinación ideológica del lado que sea  o de cualquier otra  situación que no sea la de avalar la trayectoria, reconocer el trabajo realizado, no porque solo cumplía con su deber, como muchos hacemos en la vida,  sino que  era más que eso, más que la subsistencia honrada, más que la necesidad, más que la exigencia, era el dar, el darse, el  ENSEÑAR, el EDUCAR que es propio de maestros de vocación,  de gente de bien que pasa “haciendo el bien” cada día, en el sencillo amor a la música, al arte, a la ciudad y proyección de los valores de la música, y el arte en general,  y poner en ello la pasión  por la ejecución, por el lenguaje de los signos que bailan entre líneas de las partituras como la vida misma, con altos, bajos, con graves o agudos con ritmo y compás como el alma y el corazón, como la vida misma de todos los que nos sentamos alguna tarde a apreciar  el conjunto de intérpretes, ayer alumnos y niños,  de los que tienen el honor de comformar las orquestas, los grupos, los intérpretes, los que  se la juegan con un simple clic o  un simple ring, pero que son parte de esa estructura  tan enorme y difícil de entender que si  no hay alma, se pierde en la ignorancia de nuestras incapacidades e incomprensión,

             

         La exigencia  siempre buscará la perfección, el dominio, el esfuerzo, la rigidez, que sea casi perfecta en medio de la imperfección, que sea  bella, en medio de la dificultad,  que sea de excelencia en la debilidad de nuestro condición humana, eximia en medio de los casi imperceptibles errores que obligan a  comenzar de nuevo en cada intento,  pero todo eso va más allá, dormir en la paz de cada noche por el esfuerzo realizado y eso  se da en la vida del hombre en todo su quehacer….

             

         ¿Cual es el trámite tan “complicado” para sentarse en una reunión y darle también importancia  dentro del espacio administrativo en la compleja vida de ciudad, para abrir el corazón y dejar entrar  un poco al espíritu, un poco a la bondad, un poco  a la alegría, un poco a la música, un poco a la certeza de que eso hace bien para el espíritu y requiere ahora una decisión,  de una vez por todas para terminar un un largo proceso que no busca vanidad ni soberbia ni  figuración, solamente la sensación que hacemos justicia humana en medio de tantas injusticias,  que si bien merece la atención en  tantas realidades temporales,  debemos ir de a poco construyendo ese espacio para distinguir  en bien de la historia, de la cultura, del arte, y de la justicia por excelencia, que tiene  desde toda la vida seguidores,  ejecutores, estudiosos que dan a la vida una sensibilidad especial que nos  toca el corazón y nos hace ser muchas veces sentir que tenemos ángeles buenos en medio de tantas tormentas de la vida, y que salen  a nuestro encuentro en cada oportunidad en que la música alimenta el alma.

           

              Hoy es día de sentarse, reunirse, “firmar” si es necesario, decidir, no sacar empolvados retratos, sino  abrir el alma, el corazón y  contar de una vez por todas con un espacio que seguirá siendo el  castillo de la alegría, de la música, de la emoción de la cultura del arte y de la reunión,  musical que lleve el nombre del  distinguido maestro: “Teatro   Municipal Profesor Rafael Ramos Vivar", para que siga siendo el lugar del encuentro, de los sueños, de la gratitud y donde crece en cada oportunidad la oportunidad de hacernos mejores personas y mejores ciudadanos.

            ¿Cuál es el trámite?  

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