Graciela
Ramos, arte y belleza ….
Graciela Ramos Rojas, nació en Chañaral pero fue criada y educada desde muy pequeña en
Antofagasta, como una destacada hija
adoptiva de este norte. Fue una destacada artista de la pintura de Antofagasta, que permanece dormida
en el tiempo en los pinceles del recuerdo y que las nuevas generaciones no han
tenido la oportunidad de conocer ni apreciar, permitiéndonos hoy sacar a luz
con profundo sentido de respeto y homenaje esta nota de reconocimiento a su trabajo
y dedicación.
Perteneció a una distinguida y
educada familia de la ciudad, que vivió en los sectores del centro alto
de Antofagasta y luego en el sector de la Gran Vía, conformada por cuatro
varones y entre sus dos hermanas, nuestra amiga y entonces “Jefa” coral del coro de la Universidad de
Chile, Ana María Ramos que decidió radicarse en Venezuela, haciendo de su vida un permanente servicio
a la educación y al arte, acompañada en
todos estos años por su esposo, otro
distinguido ciudadano, actor de la
Compañía de Teatro de la Universidad de Chile, (Antofagasta) Dn. Francisco Araya, contemporáneo de Ángel Lattus, Teresita Ramos, Luz Varas, José
Santander, Fernando Reyes entre oros, y todos
esos pioneros del arte escénico que nos
han regalado durante tantos años el talento, la representación de cientos de
obras educativas y/o de aventuras que la ciudad perfectamente conoce, y que
reconoce en ellos un gran grupo de jóvenes
de ayer, que han permanecido
perseverantes entregando su aporte a la
cultura local y nacional.
Graciela cumpliría años hoy.
Me he permitido resumir algunas acciones de
su vida en torno al arte, y en sus actividades
sociales y de importancia para esa historia y reconocimiento, autorizado por su hermana y amiga Ana Maria.
Graciela fue
una bella y educada dama, que paseó
el nombre de Antofagasta en varios países, y proyectó su carrera pictórica en varias salas de renombre.
Tal vez por su grandeza y sencillez, no nos
hemos enterado de los detalles más importantes de su vida artística y de sus
creaciones que pudiéramos apreciar en
alguna galería local. Pero fue consagrada y reconocida en las incursiones del
arte, siendo su personalidad también silenciosa y prudente, sin hacer de ella
misma aspavientos de su calidad.
En lo artístico, se destaca desde temprana
edad como estudiante del Colegio de
Religiosas Alemanas donde obtuvo varios
primeros premios en dibujo y en arte.
Cursó su Enseñanza Media en el Liceo de Niñas
donde se destacó con su claridad y
natural expresión de sus pinceles, con originales creaciones obteniendo por dos
años consecutivos el Premio de Honor de
la Universidad del Norte y una beca en
los cursos superiores de la Academia de
Bellas Artes de dicha Universidad.
Egresó de la Enseñanza Media con “honores”
por su dedicación al arte, y por su
respeto y cariño a sus profesoras y compañeras, obteniendo en esa época una
máxima distinción por su forma de ser y su trato afable con los demás, un
premio que quizás se perdiera en la noche de los tiempos pero que era en sí,
todo un reconocimiento de entonces: El Premio “Femineidad y Modales”, como una
gran distinción por su sencilla y afable personalidad.
Lamentablemente sus obras no existen en un
lugar determinado donde podamos apreciarlas hoy. A veces como sociedad, olvidamos injustamente el paso
de las personas que nos han entregado
arte, cultura, pintura, poesía o interpretación musical. Cierto aquello de que “nadie
es profeta en su tierra”, pero Graciela,
merece ser recordada en unas líneas pues
marcó una huella que si bien duerme en
los recuerdos de los más antiguos personajes de nuestra ciudad, se hace necesario traerla al recuerdo y rendirle un merecido y justo
homenaje.
El más hermoso recuerdo que nos dejó , aparte
de su talento artístico, demostrado en distintas exposiciones que llegaron a ser exhibidas en importantes
escenarios del arte en el extranjero, específicamente en España. Graciela fue una belleza de nuestra ciudad
y ganó muchos eventos de esas características, sumando a su integra belleza, su sencillez
y en especial su personalidad
amable que cautivaba y permitía ver en ella varias cualidades
propias de una gran artista, carismática y bella, y una hermosa mujer del norte de Chile que ha
quedado entre los olvidos involuntarios de
la agitada sociedad en que vivimos y que no nos hemos hecho el tiempo necesario
para recobrar y destacar. Reina de la Primavera en 1958 representando a la
Universidad del Norte y Reina de las
Playas en 1959.
En el año 1960, obtuvo el “Premio Municipal
de Arte”, y a partir de 1961 formó parte
del jurado de arte municipal.
Ese mismo año conoce al destacado poeta Pablo
de Rokha quien elogia su arte y la considera “primera figura en arte abstracto
del país.” Expone en esta ciudad durante varios años.
A comienzos del 70, se traslada a Santiago,
donde estudia arte en la Universidad Católica (Duoc) con el destacado profesor Humberto
Zacarelli, e incursiona también en el mundo de la empresa, instalando una tienda de arte y decoración.
En 1987 viaja a Boston, EE.UU., llevando su “Serie Venuciana”
(òleos) y recorre galerías y museos
recibiendo múltiples felicitaciones.
Los mejores recuerdos de su vida de artista y
sobretodo de sus lazos sanguíneo, los mantiene en su recuerdo su hermana Ana
María, residente en Venezuela, que en el recuerdo de ella nos cuenta: “Ella para mí, fue mis ojos, mi ángel. Lo menos que puedo
hacer es recordarla siempre con mucho amor”.
Una de las características de Graciela fue la
permanente e infatigable búsqueda, plasmando en la tela, más allá de lo que
vemos, el sentir del infinito y captando a su manera, lo que ella sentía al traspasar las barreras
de lo desconocido, incursionando en la
búsqueda de un mundo nuevo de emociones con nuevas formas que en su oportunidad
invitaban a la reflexión, a la luz, a la armonía y paz en el universo cósmico.
Pero de las historias que retratan a las personas de cuerpo entero y que las sitúan en esos ejemplos que son para “toda la vida”, está este bálsamo para el alma que nos otorga este detalle tan importante que no queremos dejar tampoco en la historia del olvido, para traer de ella la nobleza de su alma y ese sentimiento que mueve al mundo: el amor.
Joven y bella, se enamoró.
El año 1960, Graciela Ramos fue elegida Miss Antofagasta, pero el amor a Eddie Marré, industrial minero con quien contrajo matrimonio al poco tiempo después, la llevaron a rechazar dicha elección, renunciando a su derecho y cediéndole a quien le siguiera merecidamente en ubicación la Srta. Marinka Polamer.
Era de tanta generosidad, que en un viaje a Buenos Aires, invitó a Elisabeth Hasand que no había quedado entre las finalistas, mostrando con ello su gran desapego a la fama y garantías propias de los concursos de belleza. En argentina Graciela tuvo importantes contratos, pero ya para ella ocupaba el principal lugar de su vida y ´sentimientos, el amor,
Hace
cinco años nos dejó Graciela, radicada en Santiago, donde dejó un legado artístico
en Providencia, reconocido por embajadores que llevaban sus valiosas obras artísticas
a México y otros países.
Quizás
nos falte rescatar algunas de sus obras pictóricas, para apreciar en toda su magnitud su pintura creativa e inspiradora.
Sin
embargo, la recordamos por su belleza perpetuada en algunas de sus fotografías
que posee en su archivo personal de recuerdos su hermana menor Ana Maria o
quizás sus hijas posean alguna de sus pinturas las cuales podrían ornamentar
alguna galería de nuestra ciudad para
recordar su trabajo que es la mejor muestra y homenaje que podríamos hacer
de esa artista local, a la que
recodamos hoy con mucho respeto y cariño, rindiéndole un merecido y póstumo
homenaje de su vida como mujer en nuestra querida ciudad, la que adeuda para
ella un justo reconocimiento.
Actores de la obra "La Remolienda" dirigida `por Francisco Araya, con el elenco de la Compañía de Teatro de la Universidad de Chile, Luz Varas, José Santander, Ángel Lattus y Fernando Reyes.
Ambas fotografías de un mismo instante:
Baile en el Hotel Antofagasta donde compartió con su hermano, radicado en La Serena en ese entonces, y que viajó a acompañar a su hermana Graciela, para los actos de celebración por su elección como "Reina de las Playas."
(Fotos: Gentileza Ana María Ramos.)
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