domingo, 26 de mayo de 2024

A LA MEMORIA DE LA ESCUELA DE MINAS Y EX U.T.E.

 





                 A LA MEMORIA DE LA ESCUELA DE MINAS Y EX U.T.E.

(Juan Robledo Reyes)

            (Nota: En la última reunión de “Carrunchos” del recién pasado mes de Abril en el “Club de Yates”, donde contamos con la grata presencia de  Arturo Basadre y gran cantidad de personas que quisieron recordar esos tiempos de estudiantes, Don Juanito Robledo   quiso leer esta extensa crónica de su autoría,  la que tituló : “A la memoria de  mi Escuela de Minas y Universidad Técnica del Estado”.

            Por temas de  orden técnico que conocemos los asistentes al evento, Don Juan dio inicio a la lectura de su legado; sin embargo no pudo continuar,  por lo que generosamente me entregó a mi su borrador, escrito con todo su corazón y voluntad, y al cual me he permitido solamente  cambiar el tenor del mismo a “tercera persona”, para que sea un documento futuro de importancia para la vida de quienes tuvieron la  gran posibilidad de estudiar en ese querido establecimiento educacional  que hoy es la Universidad de Antofagasta y cuyos orígenes conocemos perfectamente, por lo que no ahondaremos en detalles.

            El escrito de Juan Robledo, (cambiado a tercera persona por el suscrito)  es el siguiente:)

 

            “Llegó a la Escuela de Minas de Antofagasta en 1962, egresado de una Escuela Pública Primaria, la N° 4 “Huanchaca “ de Antofagasta, en medio del fragor deportivo de ese tiempo, en que se vivía como país ser “Sede” del mundial de fútbol” de ese año.

            Su curso fue el 1ro “D” del “Grado de Oficios”.   Ya en 2do. Año recién existía la posibilidad de elegir  la especialidad técnica, profesión u oficio de interés personal, se debía entonces aprobar los ramos  correspondientes y cumplir en forma rotativa, la exigencia de los “Talleres”, los cuales en ese tiempo se ubicaban en la calle Coquimbo. Entre ellos Ajustaje, Gasfitería, Forja, Carpintería.

            En otro lugar, el “Palacete de Angamos”,  se encontraba el famoso “Taller de Fundición”, en los cuales contábamos con profesores muy característicos, a los cuales cariñosamente  les teníamos sus propios apodos, sin faltarles el respeto.

            Después de cumplir los dos primeros años, se debía elegir el “oficio”, ante lo cual, y para orientación mayor,  lo llevaron a conversar en ese entonces con el Inspector General,  Sr. Rubén Bustos,  el cual – (según propia expresión de Robledo)-  le “emborrachó la perdiz” y lo inscribieron en la especialidad de Electricidad, aunque su gusto estaba por la especialidad de “Mecánica”.    

            Cuando  buscó en el listado  de aceptados a esa especialidad, no encontró su nombre,  pero sí lo estaba en “Electricidad”. El Inspector General le dijo astutamente y con cierta confidencia: “Los mejores alumnos, van a Electricidad”, así que sin mayor queja le dio la razón, sin desmerecer esa buena opción.

            Las clases de Castellano, Inglés, Matemáticas, Ciencia Sociales, Historia, Dibujo Técnico, Tecnología de Materiales y el “Oficio”, se desarrollaban en el “Monumento” de la calle Angamos, el que para otros era el “Palacete”. Con el tiempo, se hicieron cambios y los talleres de la calle Coquimbo fueron trasladados a  la calle Angamos. Eran verdaderos laboratorios, y junto con ese acto moderno de traslado en ese entonces, se perdió también la historia de la calle Coquimbo, aunque allí permaneció la famosa “Carpintería”,  la que con los años fue también vendida a una clínica.

            Nunca se olvida, y recuerda con nostalgia, que todos los 24 de Abril, aniversario de la Escuela de Minas, les llevaban a un día de recreación con desayuno de empanas y un vaso de una especial chocolatada y una manzana,  siguiendo toda una programación de recreación que  bajaba de intensidad a la hora del almuerzo, en el que se servía un abundante plato de “Porotos”, con un trozo de carne asada, una manzana de postre y mucho jugo. Todo era al “aire libre”. El lugar, “La Chimba”, cada profesor tenia a cargo un grupo de alumnos,  y como inspector tenían al recordado “Pejerrey” González, hijo del entonces Director Dn. Humberto González Echegoyen.

             Al día siguiente se programaba una gran “Pichanga”  de fútbol en las afueras la sede “Angamos”, con lo cual se cerraba el paso a la locomoción y todos los vehículos  estacionados fuera del edificio, que impedían el libre desarrollo del partido, eran alzados a pulso por grupos de alumnos dejándolos estacionados en el patio o en las escaleras del edificio. En cierta oportunidad le tocó ese traslado obligado a la Citroneta del entonces profesor de Dibujo Técnico  Sr. Jorge Salgado, el famoso “Salgari”, que escribiera una interesante travesía en yate por la corriente de Humboldt, muy comentado en esa época.

             Todo se desarrollaba en lazos de gran amistad; Ya en la tarde, tipo 19 hrs., se preparaba la “Gran Fogata”, la que reunía muchos valores artísticos  de los nacientes grupos de artistas, entre los cuales recuerda a los hermanos Márquez que formaban recién los Illapu con uno de los destacados alumnos de esa época como “Zampoñista”; el grupo de “Los Mineros”,  grandes intérpretes del género melódico del “Bolero” y así muchos otros. Incluso surgieron grandes cómicos que llegaron a actuar en Viña del Mar, y también en el género folklórico, específicamente el Conjunto Folkórico, recuerda de ese tiempo a un gran alumno iniciador de esa cultura tradicional Don Juan Carlos Arqueros, y al destacado alumno Jorge Hiche y su conjunto “Los Pampa”, que nacieron para esas especiales oportunidades de las recordadas ”Fogatas” de aniversario. Por sana tradición y con el recato propio  de la época, no faltaba alguna cantante bohemia o en casos especiales alguna dama “estriptisera” de los abundantes locales de la ciudad, que colaboraban al ambiente festivalero estudiantil, cerrando  esos inolvidables encuentros en torno a la fogata de aniversario.

            En su primer año en el Grado de Oficios, el Sr. Luis Rojo Molina  junto al Sr. Opazo, le inscribieron en la selección de fútbol de la E.M.A. en  la serie “Primera Infantil”. Luego con los años en la “Juvenil” y en la serie “Adultos”, lo cual fue su equipo y que le unió a grandes compañeros hasta su egreso de la Universidad Técnica, participando en varios eventos. Fue seleccionado de fútbol de Antofagasta.

             Los aniversarios dela Universidad eran  de grandes eventos: kermeses, Peñas Foklóricas, Carros Alegóricos en las inolvidables “Fiestas de la Primavera”, y grandes desafíos como lo fueron los Clásicos Universitarios: “El Marciano Martín”, “Pinocho y su mundo de fantasía”. Trabajó junto a sus compañeros en el montaje de esos Clásicos Universitarios que venían desde Santiago a cargo de importantes Empresas de producción,  trabajando en temas de iluminación del Estadio Regional, sus pasillos, los baños y construyeron esas famosas “Torres” de madera.

            Muchas actividades de tipo estudiantil desarrolaron lso alujmnos de la U.T.E.: Adornar e iluminar  los carros alegóricos para la Reina de las “Fiestas de la Primavera”.

            La gran competencia que se desarrollaba en esos tiempos  siempre tenían a un gran protagonista: la comunidad “China” residente, que   creaba hermosos carros alegóricos de gran connotación local.

            Muchas anécdotas deportivas   en especial en los tradicionales Campeonatos deportivos y de básquetbol del conocido certamen: Campeonato  Universitario Militar, que se jugaban en  el recién inaugurado Estadio Sokol de la ciudad, habiendo participado antes de esa inauguración, en  el estadio Green Cross.

            Recuerda también esos años de lucha social, defendiendo los temas presupuestarios de la Universidad, acompañado de  huelgas, tomas del edificio, y  ese necesario  viaje o “Gran Marcha a Santiago”, una inmensa odisea en que caminaron  un poco  a pie o en camiones, haciendo turnos de descanso sobre camionetas y vehículos  y poco a poco se fueron acercando a la Capital. Pasaron por distintos pueblos. Las personas les recibían con aplausos y poco a poco se iban plegando más adeptos a la lucha social por el presupuesto, La marcha se vio notoriamente aumentada en Taltal y Chañaral, donde la gente les regalaba bebidas y comida. En Caldera recuerda una sacrificada señora de un local, que les regalaba sándwich de pescado y al pasar por Copiapó les esperaban otros  alumnos que se manifestaban en pro de la petición en la plaza de  la ciudad, alojando en algunos colegios y seguían movilizados, escoltados en varios tramos por Carabineros, alcanzando a mucha gente de los pueblos cercanos quienes les recibían con generosidad,  llegando a la Serena.

            En las afueras de esa ciudad había un puente, allí les esperaba un grupo de Carabineros encargados del Orden y  controlados por las autoridades de ese tiempo. Fue una primera “escaramuza” con la autoridad. Los “Serenenses” se unieron a su marcha y llegaron al centro de la ciudad de La Serena, reuniéndose en la Universidad Técnica de esa ciudad,  con prohibición absoluta de salir del lugar, con algunas excepciones. Los que tenían familia, debían dejar dirección y se les autorizaba. En esa oportunidad a Juan Robledo se le sumó un amigo, Robinson González , con quien fueron a visitar a una tía, quienes le dieron albergue y comida- Al día siguiente debieron volver a la “Marcha”, aunque Carbineros tenia rodeada la Universidad, no pudieron acercarse y tomando la actitud general de no agredir, solamente “arrodillarse” frente a la violencia, recuerda que llegó un oficial de grado de Mayor con su sable en mano amenazándoles, sin  mayores consecuencias y  ya,  posteriormente, lograron salir de la ciudad en marcha hacia Los Vilos donde les esperaba un grupo de Dirigentes estudiantiles del sur, recibiendo la orientaciones que se reunirían en La Moneda en Santiago junto a los estudiantes de la U.T.E. de Santiago, llegando también a ese encuentro las Universidades de Talca,  Temuco, Concepción,  Valdivia y Punta Arenas. Fue una gran Marcha y algunos no conocían Santiago. Se alojaron en la Escuela de Artes y Oficios  de la Avenida Ecuador y temprano al día siguiente, salieron a manifestarse coincidiendo con un homenaje al Presidente de entonces Don Eduardo Frei Montalba por su cumpleaños. Lamentablemente  allí hubo encuentros directos con golpes y dura violencia de la autoridad. Recuerda sus rodillas maltrechas y golpeadas donde fue arrastrado sobre los adoquines fuera de la Catedral, y un compañero de curso le socorrió,  el cual lo llevó a su domicilio cercano a la Quinta Normal      

            Fueron grandes jornadas, más gratos que ingratos recuerdos, pero se logró el objetivo. Presupuesto para la Universidad.

 

            Para integrarse a las actividades de la “Fiesta de la Primavera”  debían hacer alianza y unirse con la Escuela Técnica Femenina. Muchos de sus compañeros formaron familia y se casaron en esas aventuras  románticas que surgieron de ese encuentro “primaveral”.

            Cuando se robaron el León de la Plaza Colón en esas fiestas inolvidables de aniversario, tuvieron la misión de limpiar el león  con ácido y se les “pasó la mano”, quedando más que  brillante, de un fuerte color “verde”.

            Había un  “Pavo” real  en la  Plaza, y fue robado. Le enviaron las plumas del pavo y unos huesos de ave al Alcalde como parte de las tradicionales bromas “mechonas” de ese entonces, y al final el Alcalde pagó la recompensa. Lo mismo ocurría con las placas  de los colegios y la campana del Liceo de Niñas.

            En alguna oportunidad,  en medio de las actividades deportivas un compañero en pleno  partido en el estadio  Sokol, gritó  a la autoridiad:

            - ¡¡Paco, acá te tengo un lado en la fila del Sokol !!

            Y por supuesto que la autoridad hizo uso de sus atribuciones legales y fue llevado preso por “Ofensas a la autoridad”.

            Todo eso era la efervescencia propia de la juventud de esa época.

            Más adelante ya en el grado de Técnicos se dedicaron  estudiar y asumir.

             En el año 1969 hubo  reformas  en la educación del U.T.E.

            Estaba establecido que el egreso de los estudiantes de la Universidad Técnica del Estado era el de “Técnicos” y si quería  continuar ingeniería debía ir a Santiago.

            Con esa reforma se cambió y los egresados del grado de Oficios eran los Técnicos y los egresados de la U.T.E.  serían los Ingenieros de Ejecución. En su caso personal, debió hacer un curso y presentar  “Memoria” para  obtener su titulo de Ingeniero de Ejecución Eléctrico el año 1975.

            Extraña Robledo en su recuerdos “su” Escuela de Minas y UTE, las enseñanzas de los talleres.

             Con pocos recursos lograron lo que grandes empresas necesitaban , la mano de obra y el ingenio del “Carruncho”, que es incomparable, según su propia apreciación, con los actuales establecimientos industriales y Universidades, recordando que gente  sencilla, venida de distintas partes del país, en especial de la pampa salitrera y varios extranjeros, todos tuvieron la oportunidad de estudiar gratis en esa inolvidable Universidad Técnica del Estado.

 

Juan Robledo Reyes (Alias: “El Mono” Robledo)

Ingeniero de Ejecución Eléctrico













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