miércoles, 13 de septiembre de 2017

Al profesor Leoncio González


Leoncio Juan González Torrealba (Escrito en su muro) 9 de septiembre a las 15:23 · Mi apreciado amigo y profesor de tantos años. Hoy ha sido día de silencio. Nunca pensé que reencontrarme con su amistad y cariño por estas "modernidades", nos llevaran a un día como hoy, después de tanto compartir vivencias y recuerdos en nuestros chat nocturnos, casi de poetas imbuidos del ayer, recordando cada brizna del polvo calichero de nuestra amada oficina Maria Elena, donde construimos familias, historias, hogar. ampres y tantas cosas que compartimos con la alegría de sentirnos en el alma seres llenos de vida y juventud. Por eso que hoy, al saber de su partida, y también porque le extrañaba hace bastantes días su ausencia en la conversa generosa y amigable,en el trago imaginario del brindis de nuestra amistad, rodeados de todos sus amigos y colegas, que tanto le apreciaban, o de todas su familia y seres queridos, también presentes en esta mesa de amor que compartimos unidos a sus temas preferidos de la educación y esos sueños que quedaron por cumplir, siento en el corazón lo mismo que han expresado sus más amigos, sus más directos, sus compañeros de jerga o de jarana, los que estuvieron en esa intimidad de una tarde de tertulia oyendo de sus labios muchas historias que no alcancé a conocer. Pero todos, han sentido lo mismo que yo, esa soledad de escribir en su muro, lo que no tendrá la oportunidad de leer, pero que encierra nuestra admiración y respeto por todo lo que hizo. Yo fui su alumno, y en ese Séptimo "A" de ese año en que usted recién llegaba a trabajar y que tantas veces conversamos por este medio. sobretodo cuando le recordaba que, habiendo conocido en ese tiempo su egreso algunos años como un distinguido oficial de Carabineros, y que decidió cambiar por el amor a la educación, nos ocurrió esa mañana de clases, en que antes de entrar a las sala, hicimos un Juramento de honor entre sus alumnos, que cuando usted pasara la lista ara comprobar nuestra asistencia, diríamos cada uno y orgullosos de usted. PRESENTE MI TENIENTE. Eso fue un acuerdo, de jóvenes que ya le admiraban. Cuando usted empezó a cantar la lista, y llamó a AVALOS.(ausente), BECERRA, (ausente) HONORES..(Benjamin que falleciera años posteriores aplastado por un camión en un triste accidente en la panadería)...y HONORES SALTÓ DE ALEGRÍA Y DE JÚBILO Y GRITÓ CON TODO SU CORAZÓN DE NIÑO: "PRESENTE MI TENIENTEEEEEE", pensando que usted sonreiría y que eso le traería algún buen recuerdo de su vida al servicio de la comunidad como oficial de distinción, y mientras pasaba la lista, y al oir ese cariñoso "MI TENIENTE", sus vellos abundantes y oscuros de los brazos de su piel se erizaron, parecía que ya no iba a sonreír. Miró con ojos huracanados al frente buscando la procedencia de esa voz, lanzando sus bocanadas del humo del cigarro recién encendido al ambiente, y cruzando su mirada con Benjamin, que lo miraba compungido, sonriente y temeroso, hasta que espetó usted, serio y sin gran emoción: "¡¡PARA AFUERA!!". Siguió pasando la lista, Benjamin se retiró cabizbajo, perdería sus preferidas historias de las conquistas de los Mongoles y del Imperio Otto Romano de su entretenida clase de historia, mientras la cobardía de los que fuimos los "hermanos juramentados" afloró con los siguientes apellidos por abecedario del libro, y desde la H hacia la Z, dijimos todos,( yo en la letra G)...¡¡,PRESENTE...SEÑOR.!! Cuando conversamos esa historia, su risa escrita en el chat quedó inscrita con un largo y escueto: jajaaajajajajajaja, que al leerlo no tiene sentido, pero que es perfectamente comprensible para los que charlamos seguido en esta red. No podremos olvidarlo amigo, perdón que le llame amigo, por que lo miré siempre allá "arriba", como nos enseñaron ustedes los profesores de ese tiempo, pero que también nos enseñaron a estar muy cercanos en los momentos de grata conversa. Muchos le amaron, seguro también algunos quedaron con alguna inquieta espina, el celo del maestro nunca lleva sentido de ofensa ni menos en la difícil obra de iderar como lo fue la Dirección del colegio. En fin, espero que baje alguna tarde a ver si lee esto y sonríe, pero no solo esto que es tan simple, sino que estreche en los sueños a todos los que dejaron por aquí algún mensaje de cariño, por que de verdad, no podremos olvidarlo, sería injusto eso.Y si de rememorar su vida entre nosotros se trata, lo recordaremos como lo que era, un hombre integro, juicioso y correcto. Abrazos al cielo y reciba un abrazo en su ausencia su distinguida esposa Etelvina y su querida y amada familia.

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