Esta es la hora de las nostalgias…..Cuando el reloj comienza a acercarse a la medianoche y una suave música suena en tus oídos, entonces comienzan a bajar esos fantasmas de recuerdos y nostalgias, y te elevas de pronto en un cielo estrellado buscando la simpleza de la vida, te dejas llevar por la brisa de la noche y tu corazón se convierte en un ave nocturna que se desplaza en el silencio, apreciando la grandeza del firmamento y disfrutando de la ciudad encendida en todo su esplendor, con esas líneas de tráfico que arrastran luces y sombras, y allá en el alto cielo ves las siluetas de las personas que amas, las que te acompañan cada día en la aventura de tu vida, y que comparten tus sueños y existencia y que velan cada noche tu recuerdo con una oración al Padre de los cielos.
Allí es cuando uno quisiera que la vida se repitiera, comenzara de nuevo, se iniciara en un nuevo nacimiento pero con la sabiduría de los años, para no cometer tantos errores, para no caer en tantas depresiones, para mirar con optimismo el nacimiento del día y en el ocaso de la tarde extender las manos al cielo e inclinar la cabeza, para recibir del Altísimo la bendición que te permitirá acompañarte a ti mismo, en esa dimensión tan desconocida. Son precisamente estas horas, cuando el crepúsculo dio paso definitivo a la noche, que quieres apartarte de todo aquello que te distrae de tu condición natural, es decir de todo lo que entorpece el maravillosos silencio, la ansiada soledad, la pacífica reflexión, en la que vas buscando esa luces que aclaran las inquietudes de tu alma y que muchas veces atormentan inútilmente tu existir.
Es la oportunidad también de dar gracias a Dios por este nuevo día vivido que agoniza en la oscuridad y nuestras alas, nos llevan a buscar esa grata compañía de ese ángel que siempre está contigo, que en el silencio y en la distancia te envía un pensamiento y una dulce energía que te va dando esa sensación de nunca estar solo, todo lo contrario, disfrutar de su dulce y cercana y distante compañía.
Gracias Dios. Nunca es tarde en la vida, cada día son sólo etapas cumplidas, pero con los años de das cuenta que muchas veces se te opacan los sueños, que se diluyen entre el horizonte las esperanzas y que todo lo bueno que hay en ti, si no te das cuenta de su valor, sencillamente se derrama en los caudales del olvido y en los mares oscuros.
Hay que vivir hoy, volar, soñar y cantar. No podemos seguir viviendo con nuestra mirada en los relojes del tiempo, y comenzar cada mañana viviendo por vivir. Debemos tener sueños, debemos crecer, aunque el frío tiempo congelado en el ayer, se vaya derritiendo poco a poco hasta consumir tu corta existencia.
Vivimos muy poco, soñamos muy poco amamos muy poco, tememos decir a nuestro prójimo que lo amamos con ternura, con ese amor perfecto que no busca placer sino servir, no tenemos la valentía necesaria para asumir que pudiendo ser felices nos vamos quedando por el bien de los demás y abandonándonos a nosotros mismos y quedándonos ocultos, porque creemos que el tormento, la renuncia, el doblegarse, es parte de un amor que en realidad no existe. Nada hay más doloroso que los amores obligados y dejados en los jardines por si llega el agua a hacerlo florecer. El amor debe ser una lluvia permanente de oraciones, de caricias espirituales, de sentimientos que se expresan con lo mejor de los que somos, con la actitud, con la voluntad y con todas esas delicadezas que se nos han dado para expresarlo y entregarlo sin jamás esperar nada a cambio.
Amar nuestro pasado y vivir con el corazón conectado a la propia existencia sin buscar el sol de cada día nos hace seres amorfos, sin destino, vivir como las hojas que las arrastra el viento sin dirección ni objetivo es ser vanos en los intentos.No debemos ser hojas sueltas, debemos ser viento, y arrastrarnos o elevarnos con la libertad de los hijos de Dios, para alcanzar en las noches las estrellas o en el día el sol, como una necesidad de entregarnos a nuestras propias luchas y vencer nuestras propias batallas en pos de nuestra propia felicidad, la que a veces queda enredada en las circunstancias de la vida, y que termina muriéndose de pena en los jardines de la soledad que cada uno a veces se construye en el rincón de su propia conciencia con un sentimiento de culpabilidad.
Hoy es dia de nostalgias nocturnas, las que se repiten como las pesadillas de los sueños y que nos hacen saltar sobresaltados, pero también debemos transformar ese sentimiento en una esperanza que nos lleve a descubrir un nuevo dia, donde podamos sonreir y entregarnos a lo único que nos debe importar. Amar y servir y que en el fondo, ambas cosas significan simplemente vivir.
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