jueves, 23 de julio de 2020

A nuestro amigo Manuel Cordero Fuentes

Estimado amigo de nuestros años de juventud y estudios en la Universidad Técnica del Estado (G.T.P.): No podemos entender los designios de la vida y lamentamos profundamente tu inesperada partida. Sin duda que hemos quedado todos muy consternados y de verdad sentimos en el alma un gran dolor por tu obligada ausencia, y no sabemos què decir, ni què hacer, y de què forma enfrentar este dolor que aqueja a todos los que te aman, tu familia, tu compañera de tantos años, tus hijos, tus amigos, y todos quienes han sido parte de tu vida y que se quedan hoy con algo de tu recuerdo en este paso que diste en esta vida, y que fue alegría, confianza, amistad, sencillez, humildad y grandeza, en especial esa que afloraba de tu corazón y que tantas veces pudimos apreciar con tu conducta de hombre de bien. Cada cual tendrá que decir lo que recuerda de ti en este instante de la partida inevitable. Nosotros, tus compañeros de curso, de escuela, de trabajo, nos unimos en una sincera oración, para pedir a Dios le de consuelo y paz a tu familia, y a nosotros conformidad por vivir este dolor que solo tiene respuesta a los ojos del Supremo Hacedor, puesto que no entendemos aún ese misterioso paso a esa Vida Eterna prometida, y que alguna tarde tendremos que todos dar. Solo decirte que siempre estarás en el recuerdo. Cuando esta pandemia pase y podamos abrazarnos con tu familia te prometo que nos reuniremos alguna tarde para brindar por la alegría de haberte conocido, por le emoción de haber compartido, por saber de tus debilidades y fortalezas, porque eras un ser humano extraordinario, ese que jamás "desconocía" en la subida del paradero y que decía sonriente: "Pasa. ¿Ya no te acuerdas de mi?" - y entonces afloraba la magia de las vivencias y esos viajes se tornaban de tanto agrado y de conversa, de risas, de recuerdos, y de esos "sanos pelambres", (pelambres al fin y al cabo), y todas esas cosas que hacían de nuestro corto o largo viaje, el deseo de no terminar y comenzar de nuevo la "vuelta", para no perder esa agradable oportunidad, de ser además un viaje "regalado" como si fuéramos merecedores al mejor premio del sorteo. En esas horas, brindábamos por la amistad y la pureza de los amigos y de nuestros bellos recuerdos de juventud.
Alguna oportunidad tuvimos, junto a tus compañeros y amigos, Sandra, Ramòn, Juan, los "Luis", Gabriel y esposa, Alberto, Emiliana, Maria, Vilma, Eliana, Humberto, Jaime, Héctor, Danilo, Arturo, los "Jorge", y tantos otros que mi mente quizás se pueda involuntariamente olvidar, bebernos a la luz de las estrellas, esas "cochinadas ricas" - como decías- y que nos alegraban la vida, y que mostraban todo tu cariño con tus amigos , que tanto te apreciaron y recuerdan, y en ese sentido quisiera esta tarde, antes de que debas marchar, y quizás solamente con la compañía restringida de quienes están más directamente unidos a ti, por las normas estrictas de la cuarentena, que dejaremos pendiente ese encuentro, y en tal ocasión brindaremos, saludándote con nuestras copas alzadas al cielo, para decirte que vives en nuestros corazones y los "Carrunchos" de ese entonces, aquejados ya por le edad y los años, beberemos en tu honor el néctar generoso de la amistad, evocando tu sonrisa y sellando a fuego en nuestros corazones la sinceridad de nuestros mutuos afectos y tan hermosos recuerdos que nos unen como seres humanos hasta siempre...
¡¡Salud !! amigo. Prepara la mesa de amistad que alguna vez nos reunirá a todos en torno al Gran Maestro, para decir "Señor, aquí estamos, los que vivimos y luchamos y cumplimos el mandamiento de amarnos como hermanos, y tratamos siempre en nuestra vida de hacer a nuestro prójimo lo que tu amor nos enseña. "El bien".
Salud viejo amigo...y descansa en Paz.....






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