domingo, 12 de julio de 2020

AL CAMARADA SOF. JOSÉ MARILICAN MAÑAO (Q.E.P.D.)







Recorriendo el álbum del recuerdo de los amigos, con sorpresa vemos que éste va cada día disminuyendo y ya nuestras sonrisas de alegría por esos momentos, se va transformando en gotas de tristeza, que humedecen nuestra frente y nublan nuestros ojos.... La fe mueve las montañas y sin fe no podríamos aceptar lo que se nos avecina con el tiempo, pero no es fácil despedir a los que fueron tus compañeros y que te entregaron su amistad alguna tarde en la conversación amena de vecinos que habitan con sus familias casi en el mismo sector, o en la tertulia de soldados, donde toda la rudeza de nuestra formación queda guardada en los estantes con candado y florecen solamente las burbujas de la sana amistad que se deshacen en el néctar oloroso del vino cariñoso y el brindis entusiasta que recorre arrastrando las penas del día en la garganta, y que se llevan en su torrente todas las lágrimas y tristezas acumuladas deshaciendo mágicamente en la oscuridad de nuestras entrañas, todos los malos momentos y transformándolas en ese rictus que mostramos en nuestra máscara facial, (sin tiempo de pandemia), y que llamamos sonrisa de alegría.


Alegría de vivir, de soñar y de amanecer. De servir y creer que si lo hacemos bien la satisfacción de cumplir nuestro deber será la mejor recompensa en el trabajo del obrero de las armas, que nos lleva muchas veces a las soledades de la noche, en las oscuras cordilleras o en las empinadas montañas, vistiéndonos de fríos silenciosos y tatuando nuestros ojos de estrellas que titilan en lo alto y donde muchas veces hemos visto el rostro de Dios que nos acompaña, mientras abrazamos en nuestras manos el frio fusil de acero, o cargamos en la espalda el equipo mágico que con sólo apretar la tecla nos regala un "QSL" de conformidad y nos trae paz en nuestras larguísimas noche de vigilar en silencio las fronteras y donde aprendemos a apreciar la vida, la familia y la amistad y que es un sentimiento experimentado por todos los que alguna vez, han estado allí.


José Marilicán Mañao, mi querido Suboficial, el padre ejemplar, el esposo tierno y amoroso, el soldado del "parche blanco", humilde y silencioso, que pasó tantas horas con su radio de telecomunicador cumpliendo su deber en esas noches de nieve y frio, y que en la tertulia de amistad nos deleitó con algún misterioso cuento de su tierra de Chiloé, marcha hoy a las tierras lejanas que no hemos visto, pero que con la fe del alma, sabemos estará llena de buenos camaradas, que le servirán de brazos solidarios y angelicales para cargar su mochila de buenas obras, y acomodarlo en su carpa momentánea de soldado, para sorber y disfrutar a cucharadas, un recalentado manjar de porotos en su plato de aluminio, para sentarse ahora en el fogón de sus amigos, para decir otra vez ¡¡SALUD!! y alcanzar con eso la esperanza que siempre sintió, la de encontrarse con grata compañía de tantos soldados amigos allá en el cielo.

 

Nuestro abrazo al amigo y camarada que descansa en paz, a su esposa Ivonne, a sus hijos, y a todos quienes tuvieron la alegría de compartir con él su hermosa amistad y su gran profesionalismo militar.

 

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Carlos Garcia Banda 10 de Julio de 2020.



 Gracias por sus infinitas muestras de cariño. Presencial y Virtual. Mi familia esta muy agradecida de su compañia en el momento mas difícil de nuestras historias. ¡Gracias! 

 

 

 

 

 


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